Mapa interactivo de Estambul para moverte por la ciudad sin complicaciones

Usar Google Maps en Estambul fue, en muchos sentidos, una especie de relación amor-odio. Por un lado, fue mi salvavidas en una ciudad vibrante, caótica y bellamente enredada. Por otro, más de una vez me dejó parado en una esquina estrecha preguntándome si el sitio que buscaba estaba detrás de esa puerta sin cartel o tres calles más abajo.

Lo que más agradecí fue su capacidad para orientarme en una ciudad donde las señales pueden estar en turco, inglés o en ninguno de los dos idiomas, y donde los barrios cambian radicalmente de una calle a otra. Me permitió moverme con confianza por distritos como Kadıköy, Eminönü o Balat, encontrar estaciones de ferry, ubicar mezquitas menos turísticas o cafés escondidos con vistas al Bósforo.

Pero no todo fue perfecto. En zonas históricas como Sultanahmet o el Gran Bazar, la aplicación a veces fallaba con la precisión del GPS. Las calles estrechas, cubiertas, o con muchos niveles hacían que la ubicación «saltara» de un lado a otro, y más de una vez acabé rodeando manzanas sin sentido. También me pasó que algunos comercios estaban mal ubicados o ya no existían, y en ciertos momentos Google Maps insistía en que tomara rutas imposibles para peatones (como escaleras cerradas o calles sin salida).

Aun así, no puedo imaginarme haber explorado Estambul sin esta herramienta. Me ayudó a pedir taxis con más seguridad, descubrir joyas ocultas, planificar rutas entre mezquitas, cafés y miradores, y, sobre todo, a no perderme del todo en una ciudad donde perderse también tiene su encanto… pero solo cuando uno puede volver.

¿Mi consejo? Úsalo, sin duda. Pero complementa con intuición, observación y —si puedes— un mapa físico de respaldo o preguntar a los locales, que siempre están dispuestos a ayudar con una sonrisa. En Estambul, Google Maps es una brújula útil, pero el verdadero camino se descubre con los cinco sentidos.